LA PAZ

LA PAZ

Ultimamente en Colombia, el hablar de paz es referirse al proceso de paz que se esta llevando a cabo en el pais, y ademas a las fuertes criticas que le hacen a este. Pero en realidad nos hemos puesto a pensar ¿Que es el proceso de paz?

Al hablar del proceso de paz, nos referimos a las conversaciones que se han llevado a cabo entre el gobierno de Colombia y lla guerrilla de las FARC, los cuales tuvieron lugar el La Habana, Cuba; todo esto con un solo objetivo, "buscar la paz con justicia social por medio del dialogo". Este empezo oficialmente el 4 de Septiembre de 2012 y finalizaron el 24 de Agosto del 2016, pero la firma del acuerdo final se dara el 26 de Septiembre de 2016. Los principales representantes de ambas partes que estuvieron presentes durante los dialogos son:

GOBIERNO
  • Humberto de la Calle (Jefe del equipo negociador del gobierno)
  • Luis Carlos Villegas (Ministro de defensa nacional)
  • Sergio Jaramillo Caro (Alto consejero para la paz)
  • Rafael Pardo (Ministro consejero del postconflicto, derechos humanos y seguridad)

LAS FARC
  • Alias Ivan Marquez (Jefe del equipo negociador de la guerrilla)
  • Alias Rodrigo Granda
  • Alias Andres Paris
  • Alias Marcos Calarca
  • Alias Jesus Santrich
  • Alias Pablo Catatumbo
  • Alias Simon Trinidad (Preso en Estados Unidos)
  • Tanja Nijmeijer (Ciudadana de Paises Bajos)
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¿POR QUE VOTAR SI?
“250.000 muertos, 50.000 desaparecidos y 7 millones de víctimas deberían ser razones suficientes para votar ‘Sí’ a la paz, y porque esta se justifica en la vida misma. La polarización que vive hoy Colombia nos obliga a ser muy precisos en nuestros argumentos. El plebiscito por la paz es la oportunidad que tenemos todos los colombianos para decidir, a través de nuestro voto, si queremos continuar la guerra o finalizarla. Esta vez no vamos a delegar nuestro poder en una persona elegida como Presidente, gobernador o alcalde para que haga nuestra voluntad. Hoy, gracias a este mecanismo, lo vamos a hacer nosotros de manera directa y personal, y para siempre. El voto por el ‘Sí’ en el plebiscito va a cambiar nuestras vidas. Tendremos un país en paz, un país con mejores oportunidades, un país más próspero. Colombia lleva más de 50 años entre el dilema de la guerra y la paz, y tratar de resolver esto ha gastado las mejores energías de nuestros líderes, centenares de vidas y billones de pesos. Prueba de lo anterior es que elegimos como Presidente de la República a Andrés Pastrana (1998-2002) por su anhelo de paz; todos recordamos el reloj de campaña de Andrés Pastrana en la muñeca del entonces máximo jefe de la Farc, ‘Manuel Marulanda Vélez’, con los resultados que el país conoce. A Álvaro Uribe lo elegimos Presidente (2002-2010) por su política de seguridad. Y al presidente Santos, nuevamente, por su apuesta de paz. Es decir, Colombia en los últimos años ha girado directa o indirectamente alrededor de las Farc y esto debe acabar. Si queremos tener un país mejor que el que tenemos hoy, debemos dejar de gravitar alrededor del conflicto interno colombiano, las prioridades deben ser otras y más ambiciosas. Por eso votar ‘Sí’ al plebiscito es decirle adiós a las Farc. Lo acordado en La Habana es un gran logro para Colombia. No se negoció nuestro sistema de gobierno, ni nuestro modelo económico ni las bases fundadoras de nuestra sociedad, como la democracia, la libre empresa y los derechos sociales que como colombianos tenemos. El proceso se hizo fuera de Colombia, sin despejes, con acuerdos razonables que permitirán alcanzar los sueños de todos los colombianos: que las Farc entreguen las armas, que las víctimas tengan verdad, justicia y reparación y que el campo tenga un nuevo amanecer. Este acuerdo va a permitir que las Farc puedan participar en política cumpliendo, por supuesto, los compromisos de la justicia transicional. Este será un acuerdo de paz que nos pone más cerca del primer mundo y más lejos del castrochavismo. Extraña mucho los argumentos en contra de la paz y, sobre todo, el sofisma de decirles a los colombianos que querer la paz es votar ‘No’ en el plebiscito. Este es un argumento engañoso que desconoce la sentencia de la Corte Constitucional, que obliga al Presidente de la República a acatar la decisión que el pueblo colombiano tome en el plebiscito. Es decir: votar ‘Sí’ en el plebiscito es decirle no a la guerra, y votar ‘No’ en el plebiscito es decirle sí a la paz. Extraña también la poca claridad de quienes defienden el ‘No’, de no aceptar los resultados del pueblo colombiano, deslegitimando, por un lado, el plebiscito y, por el otro, participando en él. No acatar los resultados es una vez más una estrategia para deslegitimar las instituciones, donde prima el lema de que “solo son buenas las decisiones cuando favorecen mis intereses”. Hace algunas semanas Gran Bretaña se dejó engañar por los cantos de sirena del ‘brexit’, y hoy sus ciudadanos lamentan en su conciencia y en sus bolsillos una decisión absurda y manipulada por mentiras. Los argumentos falsos en favor del ‘brexit’ se hicieron evidentes al día siguiente de la votación. Siempre será más sabia la unión que la separación, la cooperación que la pugnacidad, la esperanza que el miedo. Tenemos la oportunidad de aprender esa lección de los británicos y tomar la decisión correcta, votando ‘Sí’ a la paz. Hoy, gracias al proceso de paz con las Farc, ya sentimos algunos de los dividendos de vivir en un país en paz: 1.234 días sin tomas de poblaciones por parte de las Farc; 580 días sin retenes ilegales; 373 días sin emboscadas a la Fuerza Pública; 364 días sin ataques a la infraestructura petrolera; 236 días sin secuestros atribuidos a las Farc; 228 días sin incidentes atribuibles a esa guerrilla. Yo soy víctima de las Farc: mi padre estuvo secuestrado 9 años. También mi hermano. Conocí de primera mano los rigores de la guerra, por eso soy fiel testimonio del valor de la paz. A mis 39 años tengo el honor de ser el Presidente del Congreso más joven al que Colombia le haya dado la oportunidad de ejercer como tal. Por eso, me he atrevido a decir que, si bien nuestros padres no ganaron la guerra, nos corresponde a las nuevas generaciones ganar la paz. Acompáñenme a decirle ‘Sí’ a la paz, ‘Sí’ a la esperanza, ‘Sí’ a un nuevo país. A un mejor país.
MAURICIO LIZCANO

¿Por qué votar sí al plebiscito? Responde Claudia López


¿Por qué votar "sí" al plebiscito?
Yo invito a votar "sí" porque, primero, he leído los acuerdos y no he encontrado nada que me aterre. No hay nada contra la democracia, las víctimas, o contra la propiedad privada. Lo que yo veo en los acuerdos es que consisten fundamentalmente en que las Farc desaparezcan entregando las armas, la coca y las minas a cambio de que les respetemos la vida y les permitamos hacer política.
Pero muchos colombianos han mostrado estar en desacuerdo con esto...
Yo entiendo el dolor, el resentimiento, el sufrimiento que hay alrededor de las Farc. Yo misma lo tengo, pero creo que nos conviene salir de las Farc de una vez por todas. Las Farc son una pesadilla en la historia del país, y sería una bendición deshacernos de una vez de la guerrilla, que se acabe el conflicto armado con las Farc y podamos afrontar como país otras prioridades. Por eso yo invito a la gente a que conozca los acuerdos y que diga "sí a la paz", porque entiendo que es el fin de la paz.
Se ha formado una dicotomía en la que se asume que este plebiscito es entre la paz y la guerra. ¿Es esta una posición válida?
La posición tiene sustento, porque la Corte Constitucional nos dio las implicaciones del "sí" y del "no" desde el punto de vista jurídico. El "sí" implica que nos comprometemos a implementar los acuerdos de La Habana, y las Farc han dicho que solo se desarman si se implementan estos acuerdos. La consecuencia del "no" es que no se puede, será jurídicamente inviable implementar los acuerdos. Y si no se implementan, pues las Farc van a seguir y el conflicto armado va a seguir hasta que en teoría, alguien logre negociar unos mejores acuerdos. Yo simplemente quiero recordarle a los ciudadanos que llevamos 32 años tratando de llegar a un acuerdo para el desarme de las Farc. Ocho presidentes distintos han intentado desarmar a las Farc, y ninguno lo ha logrado. Ocho años estuvo el expresidente Uribe intentando proponer a las Farc lo mismo que les propone hoy: que se vayan a la cárcel y no hagan política. No los pudo concencer en ocho años y no los va a poder convencer en un futuro. El acuerdo al que llegamos es este acuerdo de la Habana, y a ese tendremos que decirle "sí" o "no".
Se ve que las encuestas están muy irregulares. En unas gana el "no", en otras el "sí", los porcentajes son muy diferentes... ¿cómo ve su campaña el movimiento de la opinión pública?
Cuando salen cuatro encuestas con más de 30 puntos de diferencia y resultados contradictorios, francamente es difícil creerle a cualquier encuesta, ni a las en que gana el "sí" ni a las que gana el "no". Yo le hago un llamado a las encuestadoras para que acuerden unos mínimos criterios metodológicos porque una de dos: las encuestas están saliendo tan contrarias o porque hay errores metodológicos garrafales o porque hay sesgos políticos en medio, y ni lo uno ni lo otro le conviene a este debate. Las encuestadoras, que vayan a hacer su trabajo metodológico bien, y nosotros lo que debemos hacer es nuestro trabajo pedagógico bien, de explicar a los colombianos qué son los acuerdos, qué implicaciones tienen, invitarlos a que los conozcan y a que participen. Porque esa es la mayor victoria de los colombianos: que tendremos la última palabra en las urnas para decidir si aceptamos los acuerdos de La Habana y acabamos con las Farc, o los rechazamos y esperamos a que alguien en teoría llegue a mejores acuerdos.
¿Cómo se va a realizar esa campaña?
Primero, los acuerdos ya están publicados desde hace un año, así que cualquier persona puede leerlos por internet y lo revisa con detenimiento. Hay mucho material, escrito, en videos, en redes, infografías... Hay muchas maneras de comunicar este proceso y todo el mundo, los que están por el no y los que estamos por el sí, estamos tratando de hacer un esfuerzo pedagógico con argumentos. Hay gente que apela al miedo, a la mentira, pero yo creo que finalmente ese ruido va quedando atrás y la gente va a tener que informarse por su cuenta, así que el esfuerzo pedagógico es grande pero es el único posible en una democracia: que demos los argumentos y la gente decida por el "sí" o por el "no".
¿Qué ocurriría si en el plebiscito gana el "no"? ¿Qué seguiría para la Alianza Verde?
Lo importante es lo que sigue para el país: que las Farc no se desarman, no se concentran para desarmarse, no van a las zonas de concentración, no entregan sus armas a Naciones Unidas y no se destruyen esas armas. Segundo, la coca que se iba a empezar a erradicar manualmente con los campesinos que la estaban sembrando, manejados por las Farc, esa coca sigue ahí produciendo más gasolina para el crimen. Y tercero, se acaba el proceso de La Habana, se va a la caneca. Hay que esperar hasta el 2018, que se elija a otra persona que considere que podamos llegar a mejores acuerdos e inicie otro nuevo proceso de paz.
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¿POR QUE VOTAR NO?

El anuncio del fin de la “guerra de 50 años” es presentado por intelectuales comunistas y de otras izquierdas, por ilustrados liberales y progres, como el comienzo de una “Nueva Era”, un “cambio de rumbo” una “Nueva Época” para Colombia.
Al fin, el Estado al que combatieron con crueldad les va a realizar a las FARC sus consignas por decreto: tendremos paz, habrá tierra para los campesinos, la democracia será más amplia y auténtica, se reconciliarán víctimas y victimarios, se aplicará justicia a la medida, se crearán comisiones, comités, sistemas, tribunales, dispositivos por decenas formando un PARAESTADO, se impondrá el lenguaje de género y nos repetirán de todas las formas y a todas las horas los principios que ya figuran en nuestra Constitución como si los hubiesen rescatado de siglos de ostracismo. Los hitos de la desastrosa negociación quizás se hayan olvidado. El paquete que nos trajeron de La Habana fue estructurado paso a paso y con calculada parsimonia. Los “logros” se revelaban en medio de fiestas y shows publicitarios que no obstante luces y guirnaldas no suscitaron grandes emociones. Hagamos un brevísimo repaso:
1. Se les otorgó estatus de contraparte a las FARC, por eso se negoció en pie de igualdad y por eso quieren presentar el arreglo como un Acuerdo en el marco del DIH como un tratado interpartes. Así, el Estado colombiano se igualó con una agrupación terrorista.
2. Se negoció con las FARC temas propios de la Agenda Nacional relativos a políticas públicas: reforma agraria que busca revivir un modelo ya desueto basado en la parcela autosuficiente, como si en el campo no hubiese que trabajar, hoy día, en escala industrial y con alto rendimiento y productividad.
3. Se negoció, antes y por fuera del Acuerdo Final, la doctrina militar, se debilitó el alto mando, se llamó a calificar servicios a los oficiales más experimentados y se debilitó la moral de combate del Ejército.
4. Santos se comprometió a no tocar la Constitución, pero, los Acuerdos contemplan cambios de gran envergadura que la sustituirían, sustentados en una vaporosa retórica constitucional de corte greco-quimbaya en la que pulula una babosería insulsa sobre temas ya conocidos para descrestar a ingenuos e ignorantes.
5. Se conformaría una Jurisdicción Especial de Paz de 72 magistrados 15 de ellos extranjeros, con varias salas de justicia, el famoso Tribunal de Paz diseñado por un abogado comunista español y dos magistrados colombianos uno de los cuales nos dijo que las FARC no eran tan malas y que había que dejar de tratar a los guerrilleros como delincuentes. Ese tribunal tendrá vigencia indefinida, plenos poderes penales, podrá hacer a un lado el principio de la cosa juzgada retomando casos ya definidos en nuestros tribunales y otros que pueden constituir una cacería de brujas o a buscar a los presuntos cerebros de la violencia.
6. El presidente Santos llegó a decir que si el proceso fracasaba Colombia nada iba a perder, sin embargo estamos perdiendo cosas muy importantes: el sentimiento de seguridad (que se había recobrado con la política de la Seguridad Democrática), la tranquilidad y seguridad en las calles y  barrios, ha renacido la extorsión, el país fue dividido desde el gobierno entre “pacifistas y guerreristas”, existe un temor razonable  de que se imponga imperceptiblemente, aprovechando el caos y la división de las elites políticas y de la opinión, el modelo castrochavista.
7. El Congreso de la República fue castrado en sus funciones legislativas en la medida en que de triunfar el “sí” los acuerdos llevados a trámite en el Congreso no pueden ser modificados sino aprobados u objetados.
8. Y el peor de todos los daños que se derivan de esta horrible entrega es el de la capitulación de la Justicia pues, según el Gobierno y sus seguidores, pedir justicia es revanchismo, es venganza, es guerrerismo. Para sustentar  tal ignominia, los ultraradicales colectivos y comisiones de abogados y activistas de izquierda defensores de los derechos humanos, nos invitan hoy a que no se apliquen, a que pensemos que es lo mismo un delito de lesa humanidad que uno corriente, en nombre del ideal de la paz, que debemos perdonar aunque no nos pidan perdón, que no haya cárcel para delitos de lesa humanidad, que la prisión es un castigo feudal y anticuado, que no prestemos atención a los compromisos con el DIH que hace parte del Bloque de Constitucionalidad, que desconozcamos el mandato de la CPI a la cual pertenecemos.
9. El Gobierno cedió a la guerrilla y a la intelectualidad que ha sido tolerante, justificadora o simpatizante de la causa la tarea de reconstruir la Memoria Histórica para que se escriba el relato verdadero y oficial de la historia del conflicto en el que se reafirmará que la violencia guerrillera fue fruto de “condiciones objetivas”.
10. El paquete de los Acuerdos contiene desagradables sorpresas. Por el momento y de paso: se les concedería a las FARC, contrario a promesa del Presidente, 26 curules a partir de 2018 y sin exclusión de responsables de delitos atroces. Se les conceden miles de millones para la creación de su partido y hacer pedagogía sobre su ideología y programa, como si no tuvieran recursos.
CODA: El 2 de octubre debemos votar rememorando una de las ideas más acertadas de Jorge Eliécer Gaitán: “El pueblo es superior a sus dirigentes”.
Por: Darío Acevedo Carmona
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¿QUE PASO EN EL PLEBISCITO?

A pesar que el comentario en la gran mayoría del país era que el "SI" ya era el ganador desde hace mucho tiempo, en las votaciones al plebiscito se demostró lo contrario, gano la opción del "NO", pero no fue un gran triunfador, ya que la diferencia de votos entre las dos posiciones fue muy mínima.

Aunque el SI alcanzo el umbral que se habían propuesto que era los 4 millones de votos, no le alcanzo para superar la votación que tuvo el NO.

Independientemente de las personas que votaron, haya sido por el SI o por el NO, tenemos que pensar que aunque no sea una paz muy bien estructurada, por algo tenemos que empezar, y esta oportunidad no se presentara otra vez; no se votaba por el gobierno, por las FARC, se votaba por el futuro, se votaba para que los niños y las próximas generaciones tengan una Colombia en paz, una Colombia sin guerras.

A las personas que votaron NO, ¿realmente han vivido la guerra? ¿Leyeron el acuerdo final?, pensemos en los pueblos y ciudades mas marginados del pais. fue donde mas alta votación tuvo el SI, porque ellos si creen en las segundas oportunidades, porque ellos si quieren una nueva vida, quieren recuperar sus tierras, no quieren mas muertos, mas desplazados.
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Tenemos que darle una segunda oportunidad a las personas, en este caso a los guerrilleros, ellos han cometido muchos errores, pero si realmente quieren y tienen la voluntad de cambio ¿Quienes somos nosotros para juzgarlos?, tanto ellos como nosotros queremos paz, una paz verdadera, puede que de la noche a la mañana no todo mejore, pero por algo se empieza y es mejor empezar desde ahora que dejar pasar mas tiempo con mas guerras y mas muertos.







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